Friday, February 17, 2012

Viaje en globo

Hace un par de años mi hijo y yo hicimos un viaje en globo por los cielos de Cataluña. La aventura empezó en el pueblo de  Igualada, al noroeste de Barcelona. Allí nos reunimos con el piloto y su ayudante en una tarde soleada de verano. Se pusieron en seguida a sacar todo el equipo de dos vehículos todoterreno -  la barquilla, la tela que formaría el globo una vez inflado con aire caliente, muchas cuerdas y las cámaras de gas. El piloto, un ex-soldado muy experimentado, quería que nos involucráramos de lleno en los preparativos, asique nos explicó detalladamente el proceso.

¡Manos a la obra! 

Extendimos la tela, acoplamos la barquilla, y con la barquilla volcada en la tierra, el piloto encendió el gas para hacer el llenado inicial.


Yo no sé si este piloto  despega siempre del mismo sitio pero en esta ocasión llamamos la atención de todos los niños del pueblo  -  habíamos invadido su parque y lo ocupamos durante una hora larga.






El globo, engalanado con el nombre del pueblo en letras gigantes, cogió forma y nuestro piloto dio la orden de subir a la barquilla en cuanto ésta se pusiera en pie. ¡RAPIDOS! Ya dentro de ella  solo faltaba soltar las cuerdas que anclaban el globo al parachoques del todoterreno. Esto se hizo sin demora y flotamos suavemente hacia un cielo raso de un azul intenso. Cuando llegas arriba experimentas una sensación de paz y tranquilidad de lo más inesperado. Hay un silencio absoluto y parece que no te mueves, pero mirando la tierra, que de repente se ve muy lejos, registras un panorama cambiante de cosas diminutas - coches, campos sembrados y parcelas geométricas , animales que parecen puntitos, casas, piscinas y carreteras -  y lo curioso es que todo parece muy limpio y muy ordenado.  

¡Es cosa de hombres!  A los tres hombres que viajaban en el globo les fascinaba el quemador de gas - de vez en  cuando hacía falta abrirlo para  calentar el aire dentro del globo, manteniendo así la altura.
 Yo, la verdad, prefería mirar el paisaje.  

Pero todo lo que suba tiene que bajar y esto me tenía un poco preocupada. Llegó la hora del descenso - ¿qué remedio? - y nuestro piloto empezó a otear el terreno para encontrar un sitio adecuado para aterrizar. Bajamos despacito, evitando los árboles y cables eléctricos,  pero de repente apareció el dueño del campo elegido, agitando las manos y gritando un inequívoco '¡NO! AQUÍ NO BAJÁIS'. Volvimos a cobrar altura  y entonces divisamos otro campo - levemente inclinado y arado - perfecto, porque la esquina de la barquilla dio justo en uno de los surcos y allí paramos en seco. Mi pesadilla de ir todos arrastrados por el viento durante medio kilómetro,  tirados todos patas arriba en el fondo de la barquilla, que iba botando por el suelo,  dando golpes violentos...............bueno, como veis por la foto eso solo ocurrió en mi pesadilla.


  

Monday, February 13, 2012

A year or so ago we took a balloon ride over the skies of Cataluña. Our pilot drove us to a small town called Igualada to the north west of Barcelona, his crew following us with all the equipment - acres of lightweight yellow and black material which formed the balloon canopy, the basket, gas cylinders and a lot of rope. The experience includes helping to lay out the balloon, fill it with gas and then hop in to the basket before they untether it and you float up into a clear blue sky.


So here we are, strectching the balloon canopy out on the grass of a local park. The obliging townsfolk were well used to this and before we'd finished we had attracted the attention of all the local children who gave us a noisy send-off.




The picture below is a view from inside the balloon with the basket lying on its side. Our instructions were to leap into the basket once the balloon was fully inflated  - once inflated the basket rights itself - last one in is a cissy (and more to the point would have to wave goodbye as the rest of us sailed skyward).














Things are taking shape!!





Whilst the balloon is being inflated it is firmly tethered with guy ropes to something solid - in this case the bumpers of the support vehicles - two whacking great 4 x 4s. If the wind gets up, it all starts to get a bit unwieldy, but we were lucky - only a couple of hairy moments.








Our pilot encouraged a very hands-on approach - he got us 
involved with every stage of this fascinating (if slightly scary) 
process - like here - having a go at igniting the gas - this produced a really loud roaring noise - a bit worrying when you're not used to it!


But as you can see below, eventually we were ready and the command to untie the guy ropes was issued, we waved goodbye to the excited collection of local kids whose play area we had invaded for over an hour on this balmy Spanish evening, and away we went.










The views were fantastic - like this Dinky toy red tractor ploughing a vast field, or the geometrical plots of houses we floated over, with their swimming pools and vegetable plots and flower gardens.





But the landing was always my biggest concern - I didn't really relish the thought of being dragged along the ground at speed at the mercy of an out of control giant balloon - like you see in the films. Our first attempt had to be aborted - our pilot had his eye on a nice level field, and after negociating the telegraph wires and big trees on the descent he was refused permission to land by a very irate little Spaniard who was jealously guarding his crop (of weeds!) So we went up again, carefully avoiding those power cables. The driver of the support vehicle, who had been tracking us, hared along the road in pursuit. Our man then spied a ploughed field and headed straight for it . 'Mmm ........' I thought,  'looks a bit bumpy' , but actually the field was on a gradient and this worked in our favour because the edge of the basket just caught nicely in one of the furrows and anchored us immediately to the spot. All smiles!